lunes, 8 de diciembre de 2014

La invasión de la suegra en la vida de una madre primeriza

Algunas se ganan la lotería y tienen suegras amables, discretas, comedidas, respetuosas y hasta amorosas. Otras, pasan malos ratos con suegras metiches, sangronas, impositivas, sin tacto y para nada amorosas.

Por mi parte, mi mamá es de las suegras, super accesibles, llevadera, le encanta consentir a mi esposo, mantiene su distancia, es muy reservada y esta consiente que ahora es "La abuela", aunque a veces por ahí me da mis jalones de oreja (es mi mamá)

Con mi suegra teníamos una relación... buena, no la mejor del mundo, pero puedo decir que la relación era cordial de ambas partes... basto la llegada de mi hija, quien me hizo ver el mundo de otra manera (madre protectora... SÍ! y mucho!), para sentirme en algunos casos invadida, ya que a veces un comentario sin mala intención puede llegar a ser ofensivo, definitivamente debemos tener mucho tino para opinar.





Valgan verdades, muchas situaciones se dan, porque, siendo sincera, me sentí invadida...SÍ! desde que tuve a mi bebé, todo el mundo me decía que debía hacer, como hacerlo, o que estaba haciéndolo mal con un ASÍ NO SE HACE!!! CIERTO...ERES PRIMERIZA! ¿? ¿eso que quiere decir? ¿que soy tonta por ser primeriza? ¿Por qué tenemos que aguantar que nos critiquen o que nos digan cómo hacer o no las cosas? ¿Por qué es tan difícil que los demás acepten que cada quien elige su forma de criar y formar a sus hijos? ¿Por qué hay que dar explicaciones sobre las decisiones que tomamos? ¿Por qué los demás se sienten con derecho a reclamarte o juzgarte?









Les dejo este articulo, con el que me sentí sumamente identificada desde el primer momento que lo leí...


En relación al blog titulado “Roles familiares”, del 6 de Enero de 2012, una lectora expone en su comentario una situación bastante común, el de la injerencia de terceras personas, habitualmente las suegras, en la vida de la joven pareja, y en particular en la crianza de los niños. La injerencia se tiende a ver más normal cuando es de parte de la abuela materna, dado que poco le suele importar al hombre poco implicado en la crianza de sus hijos que su suegra “eche una mano”; a veces hasta lo agradece. Sin embargo, cuando es la abuela paterna la protagonista de la injerencia, la joven madre siente, y con toda razón, que se le está usurpando el derecho fundamental de la crianza de su hijo, y de la toma de decisiones en su familia, como que la jefa de la casa es la suegra, y no ella.
Y lo curioso es que, en bastantes casos, no hay una mala intención de parte de la suegra; simplemente no se ha planteado, no ha comprendido aún, que su papel como madre ya pasó, y actúa con toda naturalidad con su nieto de la misma forma que haría si fuera su propio hijo, sin darse cuenta de que no lo es, ni de que ese niño tiene una madre. Muchas veces piensa que están haciendo bien, porque están ayudando, y además, “tiene la experiencia que le falta a la joven madre”. No existe en ellas un mínimo de empatía para ponerse en el lugar de la otra parte. Sin embargo, aun cuando no haya mala intención, no es tan fácil solucionar el conflicto, y frecuentemente se termina dañando la relación familiar si no se hace adecuadamente.
Es evidente que en la situación que presenta la lectora, esta persona, que asumo que es su suegra o madre de su pareja, está irrespetando los roles familiares, y no entiende cuál debe ser su papel, lo que lógicamente no solo crea conflicto, sino que es también potencialmente negativo para el niño, que tendrá, probablemente, que vivir una dualidad de referencias y criterios educativos, y quizás hasta boicots a los mismos. Vuelvo a insistir, los padres en consenso son los directores de la crianza de su hijo, en todo sentido. Otras personas allegadas pueden aportar apoyo, a veces mucho apoyo, pero siempre con consentimiento de los padres y bajo los criterios de los padres.
En este caso la abuela parece creer que es la dueña del nieto, no solo por no comprender que ya no es madre criadora, sino abuela, sino porque, tal vez, se siente dueña de su propio hijo, que es el padre del niño. Si ella respetara la independencia y autonomía de su propio hijo, como persona adulta que tiene su propia familia, no actuaría así. El papel a jugar por el padre del niño es clave para la resolución de este asunto. Ella debe hablar claramente con él sobre la situación. Si es capaz de entenderla, él es quien debe hacer entender a su madre cómo deben ser las cosas; y no será fácil. Es posible, incluso, que ya lo haya hecho y quizá también él haya hablado con su madre, aunque tal vez de forma tibia para no entrar en conflicto con ella, sin entender que el conflicto lo está creando con su pareja.
Si él no consigue solucionar la situación, ella debe hablar directamente con su suegra para solucionarla, pero procurando que el papá esté presente, como moderador, y si no, de todos modos debe hacerlo, pero suave y cortésmente, aunque con claridad y firmeza, mencionándole que no es nada contra ella. sino su derecho de ser respetada plenamente como madre y directora de la crianza del niño, y que siente que algunas de sus actitudes tienden a usurpar ese derecho. Haciéndole ver también que desea que ella, como abuela, siga gozando del afecto mutuo con el niño, pero de una forma más respetuosa con el derecho de ambos padres a ejercer de padres. La forma en cómo ella responda y afronte la situación le dará idea de cómo va a ser la relación con ella en el futuro.
Pero también la forma en cómo se aborde el tema con ella influirá en su respuesta. Es obvio que la lectora tiene razón, pero si tiene oportunidad de solucionarlo de la forma menos confrontativa y más racional posible, mejor, obviamente. Si a pesar de todo, ella se muestra impenetrable y resistente, no se debe ahondar en el conflicto directamente; ni discutirse o hacer amenazas directamente con ella. Simplemente debe hacer saber a su pareja que por el bien del niño y de ellos mismos como familia, desea que su suegra no tenga mucho contacto con ella y con el niño, incluyendo limitar las veces que su suegra les visita, o que ella y el niño visitan a su suegra; y aún así, cuando ello suceda, debe estar vigilante de la actitud de ella con el niño y con su pareja, porque habría cierta probabilidad de que haya una labor furtiva de descrédito a ella ante su pareja o el niño.
http://dramendozaburgos.com/blog/intromisiones-molestas/

¡Qué difícil es llevar la fiesta en paz con una de las personas que más ama tu pareja!

Besos!

Roxana

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